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Hace mucho tiempo que decidí perderle el miedo a las cosas. Entendí que mi vida estaba llena de temores y situaciones que prefería olvidar por vergüenza o timidez. Después de todo no era alguien importante. En el mundo solo Dios me conocía y aunque no era suficiente para mí, yo intentaba cada día desprenderme de mis miedos, de esos terribles obstáculos que no me dejaban vivir. Porque eso es lo que las personas terminan haciendo cuando pierden el valor. Dejan de vivir y solo sobreviven. Intenté a cada momento, a cada respiro superarme a toda cosa. Caí muchas veces sin levantarme, pensé que era mejor quedarme así. Pero he encontrado en el camino, nuevas esperanzas para vivir, nuevos sueños, nuevos amores, sentimientos, que valen lo suficientemente la pena, más que nada en este mundo.