16 de Enero - Me gustas hoy

Me suelen aparecer estos sentimientos de la nada y por todo. Contradictorio como siempre en esta vida que a diario me dice que sí y que no, que niega y asiente con el corazón y el viento que me deja volar de vez en cuando, dentro de mí. La primera vez que te vi no hablamos, de verdad que tengo una brújula o sentido intuitivo muy desarrollado para notar lo nervioso que podíamos sentirnos los dos. Exagero. Me encanta admitir que me encantó y me encanta tu sonrisa, que tus ojos son los más brillantes que he visto desde aquellos atardeceres de olvido, nuevos amores, y otra vez olvido no intencional. También eres una de las pocas personas que conozco que parecen estar ebrias, estando sobrias. Eres tan divertido como eres y seguro con lo que escondes. La curiosidad de saber de ti es lo que me acerca, las bromas, el sol en cada mañana, las carreras que nos metemos, los apodos que me terminas por poner o repetir, y lo que me dirías si me abrieras tu corazón solo una vez. Me alegras tanto porque con poco he vuelto a sonreír, a sentir en el pecho eso que no tiene nombre. Escribo esto antes de que se me pierdan las palabras en la mente y en el alma, antes de que, quizás, todo termine antes de empezar y eso que no tiene nombre se aleje otra vez. Pero hoy estoy tan contenta por ti que te abrazo desde mí hasta tú y tu sonrisa linda linda que me dio más que mediodías con un calor diferente, uno que se siente bien adentro del alma y lejos, bien lejos de la realidad.

12 de Enero del 2011 - Cuanta fe

Tal vez sea porque jamás he sido totalmente sincera con ustedes. Tal vez, no te he mirado a los ojos, no te he dicho lo mucho que te amo y lo mucho que lamento los errores que cometí. Tal vez por eso se me hace tan difícil pensar en la manera de decirte que tengo mil preguntas igual que tú, que mi corazón está afligido y confundido más que mi mente sobre estos temas tan maniáticos, soberbios o extravagantes que no me han dejado dormir en varias ocasiones. Padre, mi cobardía me impide por ahora alejarme de esa fe apresurada que te dio por tener últimamente y que no me ahoga, pero me aprisiona y pone en duda, otra vez.
Quisiera tanto pedir perdón, abrir la boca para hablar y no murmurar, dejar de asentir o negar con la cabeza, mirarte a los ojos y expresar como pocas veces, mi desacuerdo con el mundo que veo a diario. Siento que te esfuerzas por confiar en mí y porque yo confíe en ti, entiendo cuan asustado puedes estar, cuántas respuestas no tienes como yo, que necesitamos más información, más de nosotros, menos de dogmas y reglas.
Hemos perdido mucho tiempo, pero es lo que menos me importa ahora, necesito la fuerza que no me digno a tener, necesito el coraje y la valentía para mirarte a los ojos, puede ser que si que te vea de verdad, me entiendas sin palabras y no suframos tanto, después de todo, somos sangre, soy un poco de ti, y soy un poco de lo que siempre has querido ser.